Por: MANUEL RAMOS
Una de las decisiones más importantes
que debemos tomar en la vida es muy sencilla: ¿servir a Dios, intentando que su
obra se imponga para que la justicia y la equidad gobiernen la tierra, o servir
al Diablo, cuya cara es el capitalismo salvaje y sus valores, el dinero a costa
de cualquier precio para satisfacer los egos de un hombre desequilibrado?
El camino del alquinaturista es duro,
cargado de sufrimientos, trampas y sinsabores. Sin embargo, hay algo que nos
hace seguir en pie y mirar hacia delante: la esperanza. La esperanza que nos
promete el Apocalipsis y que nos brindan las Escrituras que nos avisan que el
camino es largo, pero que al final, la recompensa supera con creces cualquier
padecimiento. Cristo murió en la cruz por esa promesa y tenemos que ser
conscientes que todo tiene un final. Tal vez no seamos los elegidos pero
debemos regocijarnos con al menos, si no fuésemos los sellados, saber que hemos
cumplido con nuestra obligación como cristianos y que a pesar de las acechanzas
del Diablo, sus tentaciones, demonios, virus… nos mantuvimos fieles en la
creencia de que podíamos cambiar este mundo e instaurar la verdad y la justicia
entre todos los hombres.
Triste es ver cómo los impíos, los
idólatras, los fornicadores y demás hombres que se alejan del Sentido, viven con
regocijo, risas y “pareciendo” que sus vidas son maravillosas y ajenas al
dolor. Pero el viento cambia tan rápido que a veces, no te da tiempo de ajustar
las velas y en medio del mar, “Roma no paga a traidores”. Justo es ver caer a
quienes no han atacado y hecho daño durante tanto tiempo y máxime, si el Juez
no es uno mismo, sino las leyes de la Naturaleza que son eternas, como Dios.
Nuestro trabajo debe consistir en
purificarnos con el alimento, el deporte, la ética, las relaciones, la
educación de todos los que nos rodean y el flamenco, la música de Dios. Debemos
transmitir este mensaje ajeno a falsas religiones, estereotipos y mentiras, y
servir de ejemplo para construir una sociedad más justa, para construir un
hombre nuevo...
MANUEL RAMOS
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