jueves, 7 de noviembre de 2013

ALTERACIÓN DE LA MORAL

Por: A.M.F. EL LEÓN


            Para todos aquellos que quieran vivir en la misma morada del León, el CIELO nos de su bendición.


         «Observad cómo yo no he trabajado sólo para mí, sino que para todos aquellos que andan en busca de la verdad».

Eclesiástico XXIV: 47

Un señor había escogido a un hombre para que pusiera en práctica su plan y no hacía otra cosa que aquello que este le mandaba. Un día el señor le dijo:

—En el fondo de ese pozo hay una hermosa perla que puedes coger, entonces este se tiró inmediatamente al agua y después de estar cinco años nadando sin ni siquiera dormir, salió con la perla en la mano.  Aun así, cuando salió dijo:

—Nunca tendré el valor de tirarme otra vez a ese pozo.

Un amigo que escuchó lo que decía le respondió:

—No has conseguido la perla.

Entonces el hombre dijo de nuevo:

—Soy un maestro de las artes marciales y mi maestría ha quedado reducida casi a la teoría. Mi fortaleza corporal es enfermiza y apenas tengo fuerzas para dar un paseo, prácticamente casi todos mis alumnos me abandonaron y perdí a toda mi familia.

         El amigo se quedó pensativo y al tiempo dijo:

       —He tenido un sueño, tu casa será herida de muerte y sufrirás un calvario de amargura. El génesis del sufrimiento estriba en haber cogido la perla, sin embargo, es el origen del conocimiento, pues esta tiene un lado resplandeciente de luz y otro oscuro.

      El hombre impresionado por aquel sueño del amigo preguntó de inmediato:

         —¿Qué has visto en el lado oscuro?

     El amigo volvió a responderle:

       —La concha que abre el CIELO y la Tierra estará contigo, tanto unos como otros son seres materiales y por lo tanto, imperfectos. Todos ellos necesitan de tu perla para obtener la suya sin necesidad de tirarse al pozo, aunque también andarán por caminos escarpados y lleno de espinas. El príncipe de este mundo les atacará y los echará contra ti, como se les echa los perros a un escapado. Todos aquellos que tengan alas en sus espaldas te llamarán día a día para comprobar la veracidad de su vuelo y para no caerse desde las alturas. A ellos debe sumarse los que caminan como las tortugas con el caparazón roto, siendo ellos totalmente vulnerables. Llegada la hora del día, tendrás que danzar como una veleta huracanada al son del sonido de las alas ansiosas y del frenesí de las torturadas tortugas que no les daba tiempo de hacer la llamada del alivio.

       Pasado el tiempo, habiéndose cumplido el sueño, el hombre observó que unos con alas respiraban la paciencia y la comprensión y otros, por el contrario, hacían batir sus alas demandando la perfecta porción celestial e ignorando que esta porción ni en la Tierra ni en el hombre existía. La vida puede durar cien años y está dividida en días malos y buenos, en la noche y en el día: la noche para mirar la perla y el día para cuidar a los seres alados y a las tortugas. Pero un día el hombre se dio cuenta de que el amor actúa, mas no tiene propósitos, es decir, no se rige por el egoísmo ni carece de empatía hacia los demás porque el corazón del amor es el corazón de las personas que sufren. Muy drástica fue la descripción de la queja de un ser alado demandando más tiempo de atención para sus aleteos. La solidaridad, primera virtud cardinal del ser humano, era negada a los demás sin entender que nadie tiene derecho a la porción de otro. El SENTIDO actúa y si la vida apremia, hay que esforzarse y adaptarse a la celeridad para no dejar a nadie fuera del carro de la fortuna porque, aunque presto y estrecho, es la salvación a las desgracias apocalípticas venideras.

  • Quien estima a Dios abraza la justicia.
  • Quien abraza la justicia actúa contra los soberbios.
  • Perdido el respeto, entonces la moral.
  • La persona recta se atiene al respeto.
  • El que alcanza el TAO en 30, ¡será por algo!
  • La raíz del TAO constituye lo verdadero.
  • El que alcanza el TAO nunca miente.
  • Sus enseñanzas son ríos del CIELO y sus fuentes no mueren por causas naturales.
  • Cuando reine Jesús sobre la Tierra, entonces sus siervos también.
  • El sabio no habla.
  • El soberbio no sabe cerrar la boca.
  • Callarse ante la injusticia es mellar el filo del espíritu.
  • Cuantas más personas cultiven el ingenio y la justicia, tanto más abundarán los hombres rectos y generosos. 



A.M.F. EL LEÓN

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