Por: MANUEL RAMOS
La
Sanidad Pública es mentira. Y lo es, porque la pagamos todos los ciudadanos con
nuestros impuestos y las retenciones que tienen en sus nóminas millones de
asalariados. Pero también, y mucho más importante, porque no deberíamos
utilizar la palabra “sanidad” para nombrar el sistema médico que rige esta
sociedad en la que vivimos.
Sin
embargo, la Marea Blanca de Madrid y los medios de comunicación que sostienen y
alimentan la mentira, gritan a los cuatro vientos las palabras mágicas que unen
a todos los colectivos de ciudadanos, indignados contra el gobierno por los recortes
sociales y en educación, ahora con el “Defendamos la Sanidad Pública…”, luchemos
por nuestros hospitales y Centros de Salud que gobiernan nuestros cuerpos y
mentes, y dejemos las cosas como están.
Pero
de nuevo, esto también es mentira. No hace demasiado tiempo, la opinión sobre de
la Seguridad Social era tan pésima, que una simple cita con un especialista,
suponía un calvario de tiempo y resultados, y cualquier persona que le
preguntaran por la calle, su respuesta siempre era la misma. Sin embargo, los
españoles han olvidado todo esto porque a todas horas en nuestros televisores,
médicos y enfermeras bailan en plena calle y coquetean con coreografías de
Michael Jackson, gritando un “Defendamos la Sanidad Pública” y al parecer,
todos se han contagiado de este nuevo virus.
El
presupuesto en sanidad para el año 2012 fue de 3976 millones de euros, una
cifra escalofriante para el Estado, sin contar que para las Comunidades
Autónomas supuso 57408 millones de euros, una auténtica ruina para el modelo
actual que es incapaz de sostenerse y nos aboca al colapso económico, pero que
a los ciudadanos parece no importarle y por ello se manifiestan para conservar
lo que tenían, lo único que han conocido...
¿Pero
qué defendemos realmente? ¿Por qué luchan los indignados de todas las edades y
clases sociales de este país?
Pues
luchan por defender un sistema sanitario que es una involución natural que
condenará al hombre a la clonación, al trasplante de órganos enfermos sin
remedio y al consumo cada vez mayor de antibióticos, antidepresivos,
antipiréticos y tantos “antis” como nuevas enfermedades vayan apareciendo como
consecuencia de los efectos secundarios producidos por esos mismos medicamentos
cuya función debería ser la de sanar.
Pero,
¿quién es el verdadero artífice de estas estrategias para engañar a los
ciudadanos? ¿quién es el caballo ganador en esta carrera de obstáculos para el
ser humano donde al parecer, no hay otra alternativa? La respuesta es simple:
las multinacionales farmacéuticas y los Lobbies que controlan a los países.
Pongamos
un ejemplo para ilustrar con datos objetivos las afirmaciones anteriores. El
virus mutado H1N1 es un subgrupo del influenza
virus tipo A, familia que incluye la gripe española, gripe aviar, bovina y
porcina. Ante la posible pandemia que se avecinaba, los científicos lo
estudiaron recreándolo en laboratorios y los resultados arrojaron conclusiones tan
sorprendentes como devastadoras. Según la agencia internacional de noticias
Reuters, “el virus H1N1 contiene una mezcla de ADN de gripe aviar, gripe porcina
asiática, gripe europea y gripe humana, una mezcla nunca vista antes y con
menos de un 1% de posibilidades de ocurrir naturalmente”.
El
remedio para esta amenaza de nuevos virus se llamaba Tamiflu, y se producía en cantidades industriales por la multinacional farmacéutica
Roche. Sin embargo, la patente del medicamento pertenecía a Gilead Sciences,
quien percibía los royalties religiosamente.
El
presidente de Gilead desde 1988-2001 no era otro que Donald Rumsfeld, que
renunció al cargo para incorporarse como Secretario de Defensa en el gobierno
de George W.Bush, no por ello, dejando de ser el accionista mayoritario de la
empresa.
Ante
la presión del gobierno norteamericano, la Organización Mundial de la Salud,
aconsejó la distribución mundial y vacunación de la población, para evitar los
estragos de este nuevo y peligroso virus. Los gobiernos, preocupados por sus
ciudadanos, no escatimaron en gastos.
Los
beneficios desde 2004 por la venta de Tamiflu pasaron de 254 millones de
dólares a más de un billón…
La
consecuencia final es que en 2009, Margaret Chan, directora de la OMS reconoció
que sólo murieron 503 personas desde 2003 y que tal pandemia, nunca existió. Todos
los ataques de gripe A, porcina, aviar, humana y el miedo propagado por los
medios de comunicación, tan solo sirvieron a intereses financieros, utilizando para
ello a las agencias internacionales que deberían velar por los ciudadanos,
manipulando en última instancia a la opinión pública.
Ese mismo
año, estalló un conflicto diplomático silenciado posteriormente tras derribar
las fuerzas armadas chinas, un avión tripulado por cuatro miembros de la CIA con cepas de virus
de la gripe A, cuya misión consistía en “fumigar” a la población. Casos
similares se han sucedido en ex-repúblicas de la antigua URSS y Latinoamérica.
¡Defendamos la Sanidad
Pública! Dejemos que nos engañen, que nos manipulen y que
nos vacunen, para seguir siendo sólo miembros pasivos del mercado que enriquece
a los ejecutivos de Multinacionales que nos envenenan para que seamos más
rentables a sus bolsillos. Exijamos que la Sanidad continúe como hasta ahora y
vivamos bien mientras podamos, porque la democracia nos ha otorgado “ese poder”
y alejémonos de la verdad, algo más incómoda…
¿Pero cuál debería ser la alternativa al sistema actual? Pues la alternativa consiste simplemente en un cambio radical de la forma actual de hacer las cosas. El sistema sanitario debería ir orientado a la prevención de las enfermedades, de manera coherente y no destructiva, alejándonos de los medicamentos químicos, así como de los efectos secundarios que contaminan y deterioran los organismos.
La Alquinatura es una nueva medicina que engloba más de cien terapias naturales: Acupuntura, Homeopatía, Dietética, Plantas Medicinales, Flores de Bach… pero donde cada tratamiento es especifico a cada paciente. Utilizando los test musculares de la Kinesiología, un estudio pormenorizado de la persona y apoyado por aminoácidos, vitaminas y minerales para restablecer la salud. La utilización de las leyes naturales para sanar, de la concienciación y alejados de los medicamentos farmacológicos que causan aún más enfermedades de las que pretenden curar.
La verdadera revolución consistiría en una conciencia sobre la potenciación del Sistema Inmunológico del hombre, una alimentación vegetariana y una educación que abandonara los estereotipos que nos han inculcado para desarrollar los arquetipos con los que la naturaleza ha dotado al ser humano.
La práctica regular de deporte y juegos en los niños para desarrollar sus cerebros, así como una educación no basada en los datos que robotizan y encapsulan sus mentes. Y no menos importante, cultura musical activa, ajena a la música agresiva (rock duro, heavy…), que les ayude a desarrollarse como personas.
Si ponemos en práctica estos principios, el cambio social y político hacia un sistema económico mundial más justo estará asegurado, ya que cuando el hombre se equilibre, exigirá a sus gobernantes un estado equitativo, abandonando para siempre el capitalismo brutal y asesino que nos gobierna.
Este cambio no es utópico, como podría parecer, sino el resultado natural de la evolución del hombre una vez se haya liberado de las ataduras de su cuerpo y de su mente.
Esta debe ser la Sanidad Pública que demandemos, aquella que nos conduzca hacia el siguiente grado de evolución humana y lejos de un pasado regido por los dioses del capitalismo: el dinero y el poder…
MANUEL RAMOS
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