"Regreso al Paraíso"
¿Cómo...? ¿Después de tanto tiempo, me envías esto?
Yo respondo de inmediato - "¿Qué quieres decir?"
"Buscar en la Biblia"
Insisto una vez más, le envío otro mensaje - "¿Cómo es eso? ¿Qué quieres decir?"
No hay respuesta. Trato de llamarlo, pero el móvil está fuera de servicio.
No dormí bien, estuve inquieta, en los sueños yo buscaba un camino, buscaba una respuesta...
En mi pensamiento siempre ese mensaje: "Regreso al paraíso".
Me prometí a mí mismo que, cuando tuviera un poco de tiempo empezaría mi búsqueda.
Hace
días y todavía no sé por dónde empezar. Si pudiera olvidar este mensaje y
calmar esa inquietud, pero no... (La verdad es que, una vez conscientes de
"algo", y sabiendo que ese "algo" debe hacerse, ya no
podemos olvidarnos de eso.) Yo tengo que empezar por alguna parte! Ver en la
Biblia es muy vago. Primer paso: busqué en Internet. ¡Nada! Sin respuestas!
Pero, ¿qué es el paraíso?
Para los otros...
Para mí...
La verdad es que para la mayoría de la gente el Paraíso consiste en una vida de privilegios, de dinero, llena de bienes materiales, de paisajes sofisticados, spas, etc. En efecto, deseos que resultan de una sociedad enferma; tratarla es como si fuera reprimir una guerra ya desatada.
La idea del paraíso es
relegada/limitada al aspecto material, sin espacio para conceptos/valores tales
como: la salud, la fe, el amor, la honestidad, la bondad, etc…
Cambiar este concepto, en la
sociedad en la que vivimos, es comparable a empezar a cavar un pozo cuando te
estás muriendo de sed o empezar a limpiar nuestras armas cuando una guerra ha
comenzado. ¿Es posible conseguirlo? o ¿esta redefinición llegará demasiado
tarde?
Se perdió la costumbre de dar importancia a tales conceptos y, por tanto, la
posibilidad de realizar el verdadero Paraíso es la promesa de Dios y que, de
hecho, está en nosotros.
La tranquilidad con que la
gente hoy en día se someten a cirugías, quimioterapias, radiaciones y químicos
de gran alcance, no nos dejan de asombrar, ya que somos conscientes de los
efectos devastadores que estas terapias tienen en el delicado equilibrio energético
del cuerpo, dejándolo cada vez más lejos de algún día lograr un equilibrio
sublime, el de la "auto-regeneración".
Dios creó un hombre equilibrado, no un hombre degenerado:
Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su
nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que
había formado.
(Génesis 2:7-8)
Según
Tzu Hang, médico alquinaturista y gran sabio de nuestro tiempo, esto se refiere
a la reconstrucción del Tálamo en la especie humana, un Tálamo reorganizado y
con una evolución con cerca de 15 millones de años.
La "Tierra" puede ser el infierno o el Paraíso, depende de la
conciencia de los Hombres. Se entiende por "Tierra" una zona
determinada del Tálamo, llamada Vis-Medicatrix,
nuestro médico interno, una fuente de curación, siendo también, el concepto del
suelo fértil donde crecerá lo que se planta.
“Pero del fruto del árbol que está en medio del huerto
dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y
seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.”
(Génesis 3:3-5)
Eva fue tentada por la serpiente (el Diablo). Ésta es una
tentación del Ego, lo que implica pasar del Ego vital al Ego Patológico, provocando
así, un cambio en la conciencia colectiva. Con Adán y Eva tenemos la elección
del Bien y del Mal que se registrará en las células de nuestra biomemoria, lo
que significa que, en nosotros, tanto puede intervenir Dios como el Diablo. Si
la elección de Eva hubiera sido el Bien, sólo Dios podría intervenir. A partir
de aquí, el Ego y la Maldad tomarán proporciones que nos llevaran más y más
lejos de alcanzar el Paraíso.
Citando a Tzu Hang, en el artículo "La Fuente de la Vida de las Flores del Corazón", por A.M.F.:
El LEÓN:
Olvidamos que somos en realidad un vehículo para expresar todo el potencial del Yo Superior. Para que se revele la conciencia de sus habilidades/competencias, es necesario despertar los sentidos a través de una vida equilibrada: la práctica de deportes, tener una dieta equilibrada (libre de carne y pescado), no ingerir drogas (fármacos), escuchar música melodiosa, etc.
Las actitudes que tenemos se quedarán impresas/registradas en el Tálamo y ahí adquieren una connotación específica que nos conducen a los desajustes o a la armonía.
Al lograr trascender los malos hábitos (que, de hecho, por sí mismos, ya son malos debido a ser hábitos), se llega a la plenitud. Si se llega a la plenitud, podemos decir que volvemos al Paraíso.
23h13m – Mensaje enviado
“¿Que te parece?”
Vamos a ver si me contesta…
JUDIT
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